miércoles, 7 de septiembre de 2016

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

De la Filosofía a la Ciencia Todas las ciencias, como la astronomía, la física, la química o la biología, tuvieron sus orígenes al despegarse de la filosofía.
Las ciencias de la astronomía y la física surgieron cuando los individuos empezaron a tratar de entender los fenómenos y los objetos naturales mediante la observación.
En la creación de la ciencia de la Física, Galileo, Newton y muchos otros pensadores más del Renacimiento rompieron con la filosofía. La filosofía razona a partir de suposiciones para llegar a conclusiones. Sus argumentos toman la siguiente forma:
“Si esto es así, entonces esto otro tiene que ser así”. La ciencia procede de manera opuesta: “Esto es lo que se observa, ¿qué puede ser verdadero que nos lleve a esta observación? Y ¿Qué otras observaciones podremos hacer a partir de ello?” La verdad filosófica es absoluta: mientras las suposiciones se enuncien y se alcancen algunas conclusiones, estas conclusiones se mantendrán.
La verdad científica, por otro lado, es siempre relativa y provisional: es relativa a las observaciones y susceptible de ser rebatidas mediante nuevas observaciones. Las suposiciones filosóficas se refieren a abstracciones que van más allá de la naturaleza del universo: Dios, la armonía, las formas ideales, etc. Las suposiciones científicas empleadas por la construcción de teorías se refieren solo al universo natural y a la forma en que este puede estar organizado.
Cuando Charles Darwin (1809 – 1882) publicó su teoría evolutiva debida a la selección natural en 1859 generó un gran furor. Lo que más impresionó a sus contemporáneos, tanto a favor como en contra, con respecto a su teoría, fue su explicación de la creación de las formas de vida, que dejaba fuera a Dios o a cualquier otra fuerza no natural. La selección natural es un proceso puramente mecánico.

En la última mitad del Siglo XIX, era común considerar a la psicología como “la ciencia de la mente”. La palabra griega psique significa algo parecido a “espíritu”, pero decir mente pareciera menos especulativo y más susceptible de un estudio científico. Pero ¿cómo estudiar la mente? Los psicólogos propusieron adoptar el método de los filósofos: la introspección. Si la mente fuera algo así como un escenario o una arena, entonces uno podría asomarse y ver qué es lo que pasa en ella. Este era el significado de la palabra introspección. Se trata de una difícil tarea y más si uno trata de alcanzar hechos científicos confiables. Para los psicólogos del Siglo XIX, parecía que esta dificultad podría salvarse mediante un enorme entrenamiento y mucha práctica. Pero, dos líneas de pensamiento se combinaron para debilitar este punto de vista: la psicología objetiva y la psicología comparativa. 

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